Es media noche, el cabaret despierta,
muchas mujeres, flores y champán ;
va a comenzar la eterna y triste fiesta
de los que viven al ritmo de un gotán.
Cuarenta años de vida me encadenan,
blanca la testa, viejo el corazón ;
hoy puedo ya mirar con mucha pena
lo que otros tiempos mire con illusion…
Las pobres milongas, dopadas de besos, me miran extrañas, con curiosidad ; ya no me conocen, estoy solo y viejo, no hay luz en mis ojos, la vida se va…
Un viejo verde que gasta su dinero emborrachando a Lulủ con el champán, hoy le negó el aumento a un pobre obrero que le pidió un pedazo más de pan. Aquella pobre mujer que vende flores y fue en mis tiempos la reina de Montmartr’ me ofrece con sonrisa unas violetas para que alegren tal vez mi soledad.
Y pienso en la vida, las madres que sufren,
los hijos que vagan sin techo, sin pan,
vendiendo La Prensa, ganando dos guitas…
¡ Qué triste es todo esto ! ¡ Quisiera llorar ! |
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