Princesita rubia de marfil
dueña de mi sueño juvenil,
la que pregonando flores un día de abril
recuerdo por las calles de París.
Una rosa roja para usted
roja como el ansia de querer
rosas y claveles blancos, blancos de ilusión
y sigue la princesa su pregón.
Un cariño y un clavel
para el ojal... para el querer...
el clavel es de ilusión
mi corazón rojo punzó.
Ay! la tarde va muriendo
y el pregón me va siguiendo...
De un cariñito y un clavel
solo el clavel lo que quedó.
Princesita rubia de marfil,
dónde fue tu risa tan sutil,
junto con tus flores muertas
muere mi ilusión.
Y escucho el eco tenue de tu voz.
Es como un susurro sin cesar,
que va despertando mi ansiedad,
es mi fantasía loca
que vuelve a soñar.
De nuevo soy feliz con tu cantar.
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