Gritando ¡Viva el finao!
se cumple con el Partido
y, el Pueblo vota aturdido,
sin saber pa’ que ha votao.
El candidato afamao
queda de nuevo en la alura;
y, el que traga su amargura,
sufriendo con su derrota
es el pobre, que no anata
el bien que tanto procura.
El tiene que soportar
los impuestos que lo aplastan
que aunque son muchos no bastan
a los que deben gastar.
Desde que empieza a llorar,
porque a la vida ha llegao,
va sosteniendo al Estao,
pa’ que no se venga abajo;
y en la noria del trabajo
da vueltas desesperao.
El rico, por su riqueza
pa’ no achicar el montón;
y el pobre, por su aflicción,
pa’ salir de su pobreza.
Todo el mundo, así confiesa
que anda sin tranquilidad;
pero hay una verdad,
que naide a decir alcanza:
que se aleja la esperanza
de tener felicidad.
La lista de candidatos
se hace a fuerza de muñeca
y, con la palabra hueca,
se engaña a los timoratos.
Y, pa’ causar malos ratos
se divide al pueblo en clases;
se anula a los más capaces
se imponen los trepadores;
y el pobre, con sus errores
sostiene a los más audaces.
El pueblo sabrá algún día,
cuando su venda haya roto,
como entrega, con su voto,
la propia soberanía.
Borrará la algarabía
de ruidos y de colores;
no tendrán los trepadores,
el pedestal de la audacia.
Será real la Democracia
y triunfarán los mejores. |
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