Horas fugitivas de mi vida.
Dulces dichas ya perdidas
se han ido y no han de volver jamás.
Horas beatíficas que fueron
furtivas se extendieron
y nunca volverán ya más.
Horas que al presente rememoro
y al recuerdo de ellas lloro
sin poderlo contener en mí.
Horas que matan lentamente
a mi alma aun doliente
de sufrir.
Horas que siento en el alma
atormentar porque han sido
el bello “Edén” de mi vida.
Sólo una soledad perdida
queda de tanta ventura
y la inefable dulzura
de mis horas tan felices
dejaron en mi alma cicatrices
que nunca el olvido ha de borrar.
Avaro guardo esta pena
que no podré olvidar
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Penas negras, penas que atesoro
en un lindo cofre de oro
que lloro en mi corazón por ti.
Fieles y dulces compañeras
de frágiles quimeras
de loca ensoñación en mí.
Penas que al presente rememoro
y al recuerdo de ellas, lloro,
sin poderlo contener en mí.
Horas que matan lentamente
a mi alma aun doliente de sufrir. |