Yo vivía mansamente
Sin problemas ni dolores,
Jubilado de emociones
Retirado del amor.
Aferrado a los recuerdos
De lejanos amoríos,
Sin coquetas tentaciones
Y cantado al corazón.
Pero una noche caíste
Cual una paloma herida,
Quejándote de la vida
Pues te había tratado mal.
Yo te cobijé en mi nido
Sin preguntas ni respuestas,
Con la puerta siempre abierta
Para quien quisiera entrar.
Al tiempo de haber llegado
Prendado, te di mi nombre,
Procediendo como un hombre
Con una buena mujer.
Cuánto agradezco a la vida
Que a mi vida hayas llegado,
Y en un hijo, prolongado
Mi apellido de varón. |
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